¿Qué retrato hace de la salud bucal en Portugal?
La salud bucodental es algo que se está postergando permanentemente por lo que fueron las vicisitudes históricas de no haber sido integrada en la creación del SNS. Fue un error de nacimiento, que difícilmente fue corregido y revertido. Y se pospuso para siempre, porque recién en 2008 hubo un intento de implementar un proyecto, que es el cheque del dentista, en el que se dieron algunos pasos. Pero había una ambición de que el proyecto evolucionara y eso terminó por no suceder. Simultáneamente, hubo intentos desorganizados y sin estrategia para integrar a los dentistas en el SNS. Lo ridículo pasó que había ARS [administraciones regionales de salud] que montaban clínicas dentales y nunca tenían una cita dental. Luego, hubo un pequeño salto en 2017, con la creación del proyecto Salud Bucal para Todos, por el ministro Adalberto Campos Fernandes y el secretario de Estado Fernando Araújo, quien yo diría que fue quien realmente tomó esta causa y la fundó, pero que terminó sin poder completar el proceso porque hubo una reforma de gobierno. Con la entrada de la ministra Marta Temido se estancó el proceso, y luego entró una pandemia, que siempre sirvió de excusa. Si ha habido una evolución en la salud bucodental de los portugueses se debe a los profesionales del sector privado.
¿La falta de inversión en salud bucal en el SNS genera desigualdades en el acceso a la atención?
A día de hoy, y según los datos de nuestro barómetro, gran parte de la población sigue sin visitar al dentista y no accede a las consultas odontológicas. Alrededor del 41% de los portugueses no visitó al dentista en 2021. Significa que hay un nivel de población, muy en línea con los indicadores socioeconómicos de pobreza, que todavía no tiene acceso a clínicas dentales. Lo que ocurre es una bipolaridad en el acceso a la atención. El que tiene la capacidad económica invierte. Por otro lado, tenemos un segmento de la población que, por falta de capacidad económica, nivel cultural y alfabetización, no cuenta con esta posibilidad.
Se desperdiciaron casi 2,4 millones de controles dentales. ¿Se debe replantear el proyecto?
Completamente. Hubo un salto importante [con la creación del cheque], pero la verdad es que el proyecto no evolucionó. De hecho, simplemente fue al revés. No podemos olvidar que, tras la introducción de la troika, se produjo una reducción del valor, que nunca se ha actualizado. Los controles dentales se han perdido en todos los ámbitos. No ha habido auditorías, no ha habido ambición en el proyecto y la Asociación Dental Portuguesa, en este momento, se siente bastante incapaz porque no tiene interlocutores, ni en el Ministerio de Salud ni en la Dirección General de Salud, que decir "vamos a trabajar en este dossier". Esta es una de las debilidades que venimos señalando. Presenté una propuesta al Ministro de Salud, antes de la caída del gobierno, para la creación de un grupo de trabajo para una reflexión estratégica sobre varias dimensiones de la salud bucal.
Una nueva agenda para la salud bucodental pospandemia
La próxima legislatura estará marcada por la estabilidad política y los fondos PRR. ¿Cuáles deberían ser las prioridades en salud bucal?
Una
de las prioridades es la integración de los odontólogos en el SNS y la
reforma de la atención primaria de salud para la salud bucodental, donde
también se debe formatear la creación de unidades de salud bucodental. También contamos con el chequeo dental y el programa de salud bucal. Y
tenemos una tercera dimensión, que no se puede descuidar, que tiene que
ver con la preparación y planificación de los profesionales que se
vinculan con la salud bucal. Formamos demasiados dentistas, tenemos muy pocos higienistas.
En 10 años, hubo un aumento del 70% en el número de dentistas. ¿Defiende la reducción de plazas en las universidades?
Claro que sí. No es porque estemos aumentando el número de dentistas que la población está teniendo más acceso al cuidado de la salud oral. Lo que falta son políticas realmente programadas para lograr la equidad en el acceso a la atención médica y odontológica. La Organización Mundial de la Salud lanzó, en 2021, una resolución que influirá hasta 2030 en un intento de que los Estados miembros puedan realmente adaptar a los profesionales de la salud a una intervención más preventiva. Desde nuestro punto de vista, tiene que haber una planificación y una visión estratégica de medidas, en las que tenemos que reducir el número de plazas de odontólogos en las facultades de medicina y odontología y prepararnos, para que haya formación y cualificación de otros aspectos, como más intervención comunitaria y preventiva.
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